Ketama Marruecos, turismo Cannabico

Bartolo Guerrilla 20 Apr 2016 1 Comentarios 3 min
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Ketama es uno de los pueblos de la cordillera del Rif. Un lugar famoso por los cultivos de cannabis y por el sonido de sus tambores que suenan para preparar uno de los mejores polenes del mundo.

Si alguien nos pide que asociemos Marruecos con la primera imagen que nos surja en la memoria, lo más probable es que lo hagamos con una típica aldea rural y sus construcciones. Casas de adobe blanquedas con cal, no muy diferentes a las que décadas atrás poblaban en sur de España.

También puede que nos acordemos del típico sombrero marroquí (fez), de la chilaba, o del cuscús. Sin embargo si Marruecos destaca por algo es por el cultivo de cannabis. Nuestro vecino del sur es el mayor productor y exportador mundial.


Localización



Ketama (Issaguen) es un pueblo enclavado en la cordillera del Rift. Situada a poco más de un centenar de kilómetros por carretera desde Alhucemas, esta villa norteafricana de poco más de de 1500 habitantes es el epicentro del cultivo mundial de cannabis.





En una meseta de alta montaña poblada de robles y cedros, y a una altitud de 1500 metros. Situada a los pies del escarpado y rocoso monte Tidighin (2456 metros) en el que la presencia de nieve es algo habitual.
 

Historia



Tiempo atrás Ketama era un pequeño núcleo de veraneo y para los amantes del esquí. Poco a poco el cultivo de cannabis desplazó totalmente al resto de actividades y se impuso como motor de la economía local.

Pero el cultivo del cannabis no es nuevo en esta zona, ni en el resto de marruecos. Este arte de Cultivar cannabis en clima hostil pervive desde hace muchas generaciones, y es algo muy arraigado en la población local.

Aquí siempre ha sido algo cotidiano; incluso fomentado e incentivado por las autoridades. De un tiempo a esta parte la presión internacional ha hecho mella, y la política gubernamental (en teoría) es otra.

Varios planes estatales han logrado que a nivel nacional disminuya el número de hectáreas dedicadas al cannabis, pero en el Rift se mantiene todo igual. Una tradición ancestral bereber sumada a otros muchos condicionantes (incluido el ecónomico) hacen que en esta zona no retrocedan los campos de cultivo; aquí la marihuana gana terreno.


El Vergel Cannábico



Según las últimas estimaciones en el conjunto del territorio marroquí se cultiva cannabis en un total de 57000 hectáreas. La mayor parte de ellas en la zona del Rift; más concretamente en el municipio de Ketama.

En un terreno árido y escarpado la marihuana gana terreno año trás año. Desde la zona alta de los riscos pueden verse infinidad de parcelas en las que la planta goza de los cuidados de los campesinos.

Aquí la marihuana se ha convertido practicamente en un  monocultivo. Llegando incluso al extremo de que pueden contemplarse grandes plantaciones que parecen no tener fin, y en la que la vista se pierde en la línea del horizonte.

Este éxtasis de índicas y resinosas plantas es lo que atrae a muchos viajeros a visitar Ketama. Un mar de plantas inimaginable que merece ser visto.





En cualquier caso hay que ser prevenido en esta zona pues las mafias campan a sus anchas. Algo que sin embargo no parece espantar a los visitantes, que cada vez son más.


Los Tambores de Hachís



Casi la totalidad de la cosecha en Ketama se dedica a la elaboración de hachís para su exportación a Europa. Un selecto chocolate que trás sortear el estrecho de gibraltar llega incluso a las vitrinas de los más afamados coffe-shops de Amsterdam.

Luego de un trabajo duro y laborioso, por cada 100 kilos de marihuana obtiene 1 kilo de hachís. Este producto es el último eslabón de una concienzuda cadena de cultivo.

Después de secar las plantas al sol llega la hora de producir el hachís. ¿Pero cómo se hace el hachís por estas tierras?

Con la llegada de los primeros fríos de invierno se saca los cogollos de los almacenes de curado y se aprovecha las bajas temperaturas para desprender la resina. Los más experimentados guían a toda la familia en un proceso en el que los cogollos se disponen sobre unos barreños cubiertos por tamices, para envolver todo el conjunto en toscas bolsas de plástico.

Percutiendo con palos como si de un tambor se tratara, se extrae la resina en seco. El resultado es un producto amarillo y suelto combinado con restos de materia vegetal.

Por último este pólen se amasa en frío o prensa en caliente, dando lugar a diferentes consistencias, texturas y colores. Como curiosidad os diré que el característico hachís compacto y negruzco que llega a nuestro país es el prensado en caliente.


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Opiniones


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Ignacio
Ignacio - hace 5 años

Vaya con los marroquies...
Se lo montan bien...

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